▷ 10 Consejos para dejar de fumar rápidamente y sin sufrimientos

El tabaquismo es la adicción psicológica y física del tabaco. La sustancia está presente en productos como cigarrillos y puros. El consumo regular de tabaco es responsable de más de 50 enfermedades, entre ellas al menos 12 tipos de cáncer.

Es considerado dependiente del tabaco aquellos que fuman regularmente, no puede quedarse sin la sustancia y, si se encuentra, experimenta diversos síntomas relacionados a una crisis de abstinencia.

Por eso, de acuerdo con la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE 10), el tabaquismo es un desorden mental y de comportamiento, como consecuencia del síndrome de abstinencia a la nicotina. Se encuentra bajo el código F17.2.

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, en el mundo, 1 mil millones de personas fuman.

El tabaquismo es considerado la principal causa de muerte evitable en el mundo, matando a 6 millones de personas anualmente. Equivale a una muerte cada 6 segundos.

Tipos de fumadores

Los fumadores son clasificados de acuerdo con sus hábitos y rutinas; en relación con el cigarrillo. No existe una clasificación mejor o peor, de encajar en cualquiera de estos grupos significa estar expuesto a los peligros de la nicotina y otros componentes de los cigarrillos.

Los tipos de fumadores son:

Fumadores pasivos

Los fumadores pasivos son aquellos que no fuman cigarrillos en ninguna frecuencia o el momento del día. Sin embargo, conviven con personas que fuman en lugares cerrados, en general, dentro de la casa. Normalmente, son familiares del fumador.

Fumadores pasivos están tan sujetos a las consecuencias del uso regular de cigarrillos como quien fuma. La Ley Antitabaco, por el que se prohíbe el consumo de tabaco en lugares públicos y fuera de los locales debidamente demarcados en establecimientos comerciales, tiene el objetivo de disminuir el número de fumadores pasivos.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que 600 mil fumadores pasivos mueren anualmente en el mundo a causa de complicaciones relacionadas con el cigarrillo.

Fumadores activos

Los fumadores activos son las personas que efectivamente fuman cigarrillos, en cualquier frecuencia.

Pueden ser divididos en algunas subcategorías, siendo un fumador activo puede encajar en una o más de estas subdivisiones.

Fumador ocasional

No siente la necesidad de fumar, pero fuma de vez en cuando, por lo general en situaciones sociales, como fiestas o reuniones con amigos. El problema de esta práctica; además de la exposición a los perjuicios del cigarrillo, es la posibilidad de que ella se convierta en un hábito.

Fumador habitual

Un fumador habitual es aquel que hace del cigarrillo parte de su rutina, relacionándolo con el acto de fumar con algunas tareas de la vida cotidiana. Hay quien tenga que fumar después del almuerzo o mientras se toma un café, por ejemplo.

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Relacionar el cigarrillo con tareas rutinarias, hace que la misión de dejar de fumar sea un poco más compleja.

Esto debido a que el cerebro lo relaciona con la hora de las comidas o del café con la nicotina; como si estuvieran necesariamente vinculados al acto de fumar.

Allí, el fumador tiene mucha dificultad en realizar estas tareas sin la compañía del cigarrillo.

Las situaciones que pueden estar transformando su relación con el tabaco en un hábito y dificultando su proceso de dejar el cigarrillo son, probablemente, los rituales que aparentan ser inofensivos, como:

El hecho de fumar mientras conduce

Estar fumando  cuando que ingiere bebidas alcohólicas

Fumar siempre que está en determinado lugar, como un bar específico, por ejemplo

Prender un cigarrillo cuando se está en presencia de un determinado grupo de amigos

Fumador por estrés

El fumador por estrés, suele utilizar el cigarrillo como válvula de escape para los problemas. Son aquellos que fuman cuando necesitan calmarse o mientras tiene un día duro en el trabajo.

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Así como en el caso de los fumadores habituales, el peligro está en relacionar el cigarrillo con determinados momentos o sensaciones. El organismo pasará a necesitar la absorción de nicotina cada vez que usted está pasando por problemas.

Fumador adictivo

El fumador adictivo es aquel que efectivamente necesita de las sustancias presentes en el cigarrillo porque ya está viciado en ellas. Está sujeto a las crisis de abstinencia y, entre todos los tipos de fumadores activos, es el que tiene más dificultad para dejar de fumar.

¿Cuáles son los componentes de un cigarrillo?

Para fabricar un cigarrillo, se utilizan, tres ingredientes: el papel, el filtro y el tabaco. Las variaciones de las marcas están relacionadas con el tipo y la cosecha de tabaco que se utilizan.

Todas aquellas sustancias tóxicas que se enumeran en el reverso de cajitas de cigarrillos no son colocadas en el producto por el fabricante, pero sí, que nacen de la combustión.

En el momento en que se quema el tabaco, tienen lugar varias reacciones químicas que originan el humo que es consumida por los fumadores, y que, a su vez, es extremadamente tóxico.

Es en el humo del cigarrillo, fruto de estas reacciones químicas, que se encuentran miles de sustancias que hacen daño al organismo.

Cerca de 4,700 componentes y que ya han sido identificados por la comunidad científica, siendo todos considerados dañinos para la salud. Además de estas, existen muchas otras que los científicos no pueden asignar porque ni siquiera conocen.

Entre las sustancias nocivas que se encuentran en el tabaco y en el humo del cigarrillo, están:

  • La Nicotina, considerada como la principal responsable del consumo de tabaco
  • Acetona, un disolvente inflamable utilizado en la producción de esmaltes, pinturas e incluso en la industria de explosivos
  • El Metanol, un alcohol utilizado en la producción de combustibles para vehículos
  • Níquel, un sólido intoxicante resistente incluso a la corrosión
  • Arsenio, un metal utilizado en plaguicidas, vermicidas y venenos en general
  • Mercurio, metal utilizado, entre otras utilidades, para la producción de lámparas fluorescentes y pilas
  • Butano, un gas inflamable derivado del petróleo
  • Metanal, un conservante para cadáveres más conocido como Formol

10 consejos para dejar de fumar

Independientemente de su edad y desde hace cuánto tiempo fuma, dejar de hacerlo contribuirá a que viva más y sea más saludable. Pero, para ello, además de superar los síntomas de abstinencia, hay que romper los lazos sociales y emocionales que unen al acto de fumar.

Conozca 10 consejos que la ciencia ha mostrado ser eficaz, para aquellos que quieren abandonar el hábito de fumar.

Los beneficios para la salud son uno de los principales incentivos para dejar este hábito; y comienzan a 20 minutos después de fumar el último cigarrillo, con la reducción de la tensión arterial y la desaceleración del ritmo cardiaco.

Después de 12 horas, los niveles sanguíneos de monóxido de carbono ya están normalizados.

Sin embargo, los beneficios duraderos requieren consistencia: son necesarios entre 1 y 9 meses para que la tos y la falta de aire disminuyan. Sólo pasados 15 años, el riesgo de enfermedad coronaria será equivalente al de un no fumador.

Hemos recopilado algunos consejos para dejar de fumar

Elija un día para dejar de fumar y prepárate en semanas anteriores: cuéntales a tus familiares y amigos sus planes para dejar de fumar. También identifica las situaciones en las que sueles fumar y los cigarrillos que te dan más placer, para resistir mejor o evitar estas situaciones; planifica formas de cambiar tu rutina para evitar sentir la tentación. Por ejemplo, beber té en vez de café, ir a comer o cenar a lugares de no fumadores.

Crea una lista de motivos para dejar de fumar: Además de disminuir el riesgo de enfermedades respiratorias crónicas, cardiovasculares y de cáncer, tendrá dientes más blancos y mejor aliento, el olfato y el paladar; las manchas amarillas en los dedos y uñas desaparecerán; te sentirás menos cansado al caminar o realizar tareas sencillas. Lleve la lista consigo para releer en los momentos más difíciles.

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Deja de fumar el día que has decidido. Elimina los cigarrillos que queden y todos los objetos relacionados en tu casa. Trata de tener una alimentación saludable, aumentar la práctica de actividad física diaria y realiza un hobbie o pasatiempo. Beba bastante agua y reduce la ingesta de café y bebidas alcohólicas.

Cultive tu red de apoyo. Busca a personas que están dejando de fumar y personas que nunca han fumado, transmite tus dudas a ellos.

Evalúa la posibilidad de recurrir a terapias no farmacológicas, como la acupuntura, la hipnoterapia, entre otras; que pueden ser útiles como terapia de apoyo, ya sea como alternativa.

Mientras que en la acupuntura se aplican agujas en puntos energéticos clave; en una sesión de hipnoterapia para fumadores pide al paciente que imagine resultados no deseados de fumar.

En este estado alterado de conciencia, la persona está dormida o en trance y se cree que adquiere una mayor capacidad de concentración y relajación; aunque tiene una actividad cerebral intensa.

Durante este estado, es posible descubrir el impulso que llevó a la persona a fumar por primera vez y eliminarlo. De esta forma, la hipnoterapia es la razón profunda que lleva a fumar, reprogramar la mente a través de ejercicios y técnicas específicas que permiten construir nuevos hábitos y lograr una sensación de bienestar. Una de las principales ventajas de la hipnoterapia es que el método no recurre a uso de medicación, siendo totalmente natural.

Busque la ayuda de un especialista para tratar el síndrome de abstinencia de la nicotina. Especialmente indicadas para los fumadores más dependientes; las consultas para dejar de fumar, implica el uso de métodos más intensivos para aliviar los síntomas físicos de la adicción a la nicotina; pero la medicación puede ser combinada con técnicas de cambio conductual.

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Considere la posibilidad de recurrir a terapias de grupo, que son especialmente útiles cuando la adicción a la nicotina conduce a la depresión o la ansiedad; ayudando a identificar las situaciones cotidianas y los estados emocionales en que surge la necesidad de fumar, para encontrar estrategias para superarlos.

Identifique los pensamientos que sirven como justificación para fumar, incluso que lo creas solo por momentos. Por ejemplo, “voy a fumar sólo un cigarrillo para hacer frente a este momento difícil”, “es mi único vicio”, “hoy no es un buen día, mañana es el día”. Escríbalos cuándo surjan y trata de resistir.

Adopta estrategias para resistir los momentos en que tienes deseos de fumar. Recurra a la goma de mascar sin azúcar, frutos secos o vegetales crudos (como palitos de zanahoria); respira profundamente, tal y como lo hizo al inhalar el humo del cigarrillo; recuerda los motivos por los que dejó de fumar y obligue a esperar 10 minutos.

Recompénsate al guardar en un lugar visible el dinero que gastarías en los cigarrillos; y utilízalo para algo que quieres hacer.

Si dispones de un momento de descuido, recuerde que esto sólo será sinónimo de recaída y volverás hacerlo. En vez de utilizar el error como excusa para volver a fumar, aprovecha para aprender con el error. Identifica los factores que te llevó nuevamente a caer y renueva su compromiso de dejar de fumar.

Mientras que algunas personas pueden dejar de fumar solos, para muchas es difícil hacerlo.

Adoptar estrategias que la ciencia ya ha demostrado ser eficaz, puede hacer la diferencia entre el éxito y el fracaso.

Para ello, es fundamental que busques la ayuda de expertos.

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